jueves, 10 de abril de 2008

“El Regreso” de Pat Martino

Hoy inauguramos sección. Con la asombrosa historia de este guitarrista estadounidense quiero dar comienzo a un espacio en el que se recojan desde las anécdotas más curiosas hasta las biografías más increíbles de la historia de la música. No importa que sucedieran hace 300 años, en el siglo pasado o hace cuatro meses. Blues, Jazz, Pop, Rock, Música Clásica, Étnica, Electrónica… da igual. Tan solo espero que sean historias que merezca la pena escuchar.

La de hoy sin duda lo es. Pat Martino protagoniza uno de los relatos más asombrosas de la historia de Jazz, un ejemplo de superación pocas veces visto. Aunque este instrumento ya contaba con otro gran luchador que se sobrepuso al infortunio (Django Reinhardt, que reaprendió a tocar la guitarra con los dos únicos dedos que le quedaron cuando se quemó el carromato en el que vivía cuando tenía 18 años), la historia de Martino no es menos sorprendente.

Nació en Philadelphia en 1944 (el mismo día que las tropas aliadas liberaban París) y a los 15 años empezó a tocar profesionalmente. Trabajó pronto en formaciones lideradas por músicos como Willis Jackson, Red Holloway o Jimmy McGriff entre otros. Tras tocar con John Handy (1966), empezó a liderar sus propios grupos en sesiones para Prestige, Muse y Warner Bros., demostrando interés en la vanguardia jazzística, el rock, el pop y las llamadas músicas del mundo, que incorporó a su estilo hard bop, convirtiéndose en uno de los más grandes guitarristas de la historia del jazz.

Pero llegó 1980. Con tan solo 36 años, Martino comenzó a sentir fuertes dolores de cabeza continuos. Los médicos le diagnosticaron un aneurisma cerebral severo que, si no operaban de inmediato, podría acabar con su vida. La intervención era complicada, pero no había alternativa.

Al acabar la operación los médicos le comunicaron a su esposa dos noticias: una buena y otra mala. La buena era que Martino había sobrevivido y se encontraba bien. La mala que no recordaba absolutamente nada de su vida anterior. Apenas reconocía a sus padres, ni a él mismo, ni su carrera como músico y había perdido por completo sus habilidades como guitarrista. Ni siquiera sabía lo que era un do. “Me encontraba vacío, desnudo, muerto” ha dicho en alguna ocasión.

Aunque al principio le enseñaban las carátulas de sus discos y no se reconocía, no se vino abajo y luchó contra su memoria perdida. A partir de 1984, Martino comenzó a realizar largas e intensas sesiones de estudio escuchado sus históricas grabaciones y volvió a aprender a tocar su instrumento. Sus viejos discos se convirtieron en “viejos amigos que le ayudaron a recuperar la belleza y la honestidad de su música”. Con ellos, volvió a ser uno de los mejores.

En 1987, tras años alejado de los estudios de grabación, sacó “The Return”. El nombre lo dice todo. Martino consiguió recuperar la forma, grabando de nuevo para Muse y Evidence. Su última compañía discográfica es Blue Note.

Pat Martino: "Welcome to a prayer"

3 comentarios:

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  2. dicho sea de paso: ya te robaré en su momento la historia de pat martino, que ahí hay material para tantas páginas (es como decía garcía márquez del paraguas: ¡en ese paraguas, en la esquina, se esconde una historia formidable!)...

    pero qué digo robar; si la historia siempre está ahí sola, esperando, una y mil veces más...

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  3. Tú, Isaac, seguro que sacaría un buen relato de aquí... seguro.

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